Una fobia es un temor acusado y persistente que es excesivo e irracional y que se desencadena por la presencia o anticipación de un objeto o situación concretos.
La persona siente un miedo intenso que no tiene sustento real y en ocasiones esto le puede provocar malestar físico como mareos, palpitaciones, sudoración excesiva, temblores incontrolables,...
Las fobias son un trastorno psicológico que tiene una alta incidencia en la población mundial.
En concreto las fobias son trastornos de ansiedad. Ante la presencia de los síntomas, la persona puede poner en marcha conductas de evitación ante las situaciones que le generan dicha ansiedad o temor de tal manera que se va viendo cada vez más incapaz de afrontarlas, o si se expone a ellas lo hace a costa de experimentar un intenso malestar. En las siguientes ocasiones en las que se pudiera ver expuesta al origen del miedo, su ansiedad puede verse incrementada. Todo lo cual interfiere acusadamente en su rutina.
¿Qué clases de fobias hay?
Según el tipo de estímulo o situación que produce temor encontramos:
Miedo persistente y acusado a situaciones o actuaciones en público, por temor a que resulten embarazosas, a que su ejecución no sea la adecuada y a lo que puedan pensar los demás de ellos. En muchos casos, las personas que padecen fobia social suelen presentar carencia de habilidades sociales. El miedo supone impedimento para que la persona se maneje de forma normal en sociedad, en el entorno laboral o familiar.
Cuando el miedo o temor excesivo e irracional venga desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específica (por ejemplo: volar en avión, animales, visión de la sangre, conducir, etc...). Existe un amplio espectro de fobias específicas, además tienen nombres propios como la zoofobia (miedo a los animales) o la claustrofobia (miedo al encierro).
Tratamiento de las fobias
La Psicología propone el abordaje de este tipo de problemáticas de manera similar al de los trastornos de ansiedad, con la particularidad de que la técnica de exposición cobra mayor relevancia.
Esta técnica consiste en exponer al paciente, una vez que se le ha dotado de estrategias para el control de la ansiedad o se le ha entrenado en habilidades sociales, según sea el caso, a las situaciones u objetos temidos de forma pausada y controlada, de tal forma que dichos estímulos van reduciendo su capacidad para generar ansiedad y temor de la persona.
En esta técnica es esencial la colaboración mutua entre el psicólogo y el paciente; nunca se dará ningún paso en la exposición para el cual el paciente no esté preparado y éste, poco a poco, se irá sintiendo más seguro para ir avanzando en los sucesivos pasos de la técnica.