Depresión

La presencia en nuestra vida de emociones como la tristeza es normal y adaptativo, es decir, nos ayuda a adaptarnos a la realidad puesto que nos señala que hemos vivido algo negativo y debemos decidir lo que hacemos al respecto. Por ejemplo: pedir ayuda.

 

Señales de alarma:

 

Cuando esta tristeza deja de ser adaptativa y viene acompañada por otros síntomas como por ejemplo dificultad para conciliar el sueño o dormir en exceso, apatía, pérdida de ilusión, pensamientos negativos sobre uno mismo y sobre su vida, etc. la vida de la persona sufre una interferencia, se interrumpe. Estamos entonces frente a un problema.

 

La presencia de pensamientos y sentimientos negativos y distorsionados sobre la realidad origina tristeza y desesperanza. La persona con síntomas depresivos se percibe a sí misma como poco valiosa, anticipa su futuro como negativo, al igual que las experiencias que tiene en el presente. No es que la persona no esté pasando por situaciones negativas, sino que juzga estas situaciones como más amenazantes de lo que son en realidad sin base para ello.

 

Entonces entra en funcionamiento otro factor que es responsable del mantenimiento del bajo estado de ánimo: como la persona se siente tan extremadamente triste y sin ganas de hacer nada, se deja llevar por estas emociones de tal manera que abandona sus actividades. Puede tratarse de actividades agradables como en los casos leves, hasta obligaciones y responsabilidades como ocurre en depresiones graves. 

 

La persona se ve envuelta en un círculo vicioso, puesto que ha dejado de lado su rutina y actividades placenteras que son precisamente las que le ayudarán a manejar su situación y a evitar que el bajo estado de ánimo se intensifique.

 

Perspectiva desde la Psicología:

 

Desde nuestra orientación de trabajo, y según numerosos estudios, las bases de la depresión están en patrones de pensamientos determinados, que implican una visión negativa de sí mismo, de su vida y de su futuro. Aunque lo cierto es que esta es una afirmación general, en cada persona las causas y síntomas de una depresión varían, por ello queremos incidir en la importancia de realizar una buena evaluación del caso antes de iniciar el tratamiento.

 

Uno de los primeros objetivos del tratamiento es retomar el nivel de actividad habitual para que a su vez vaya tomando conciencia de cómo el hecho de involucrarse en tareas cotidianas y agradables, le distrae de sus pensamientos y le proporciona una fuente natural de bienestar. En un momento posterior del tratamiento se procede a someter a discusión los pensamientos distorsionados y se le ofrecen al cliente una serie de estrategias para que por sí mismo aprenda a detectarlos y a sustituirlos por pensamientos alternativos más ajustados a la realidad y por tanto más adaptativos.

 

 

 

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