Cuando se habla de problemas de conducta se está haciendo referencia a una sintomatología importante que generalmente aparece vinculada a un amplio rango de distintos trastornos, cuyo adecuado diagnóstico y evaluación supone avanzar claramente hacia las estrategias terapéuticas concretas a seguir.
En líneas generales se trata de niños/as y jóvenes ansiosos en la medida en que no aceptan críticas ni correcciones; suelen
mostrar reacciones emocionales intensas ante cualquier situación o respuesta que conlleve la frustración de sus intereses o apetencias del momento; con reducida capacidad de adaptación y en general
con un comportamiento agresivo y desobediente.
¿Cómo surgen estos trastornos en niños y jóvenes?
El contexto que rodea este tipo de problemática muchas veces está relacionado con un ejercicio indadecuado de autoridad que lleva a los padres/madres a adaptarse a las exigencias de su hijo/a, con la mirada puesta en lograr un ambiente más tranquilo, conduciéndoles sin embargo a la situación opuesta: los problemas se van agravando y la conducta del hijo cada vez escapa más a su control. Será fundamental el análisis detallado del medio y su interacción con el niño o adolescente debido a que su conducta en gran medida aparece y se modifica en función de su ambiente.
En todos los casos, previo a un diagnóstico y conocimiento siempre hay que llevar a cabo una evaluación completa contando con información mediante entrevista con los padres/madres, con el propio menor. En niños/as mayores y adolescentes se utilizan, además, cuestionarios o registros.
Tratamiento Psicológico en trastornos de conducta
De forma general, el tratamiento se iniciará con la toma de conciencia de los factores implicados en el origen y mantenimiento del problema motivo de la consulta. Este punto irá seguido de un módulo de psicoeducación y asesoramiento sobre pautas educativas de cara a instaurar consecuencias apropiadas a las conductas de su hijo. Posteriormente, dependiendo de la edad del niño o joven, se le podrán facilitar estrategias de autocontrol y la expresión adecuada de emociones. También será importante potenciar las habilidades de negociación y solución de problemas para que padres/madres e hijos/as aprendan formas adecuadas de gestionar y resolver sus conflictos.
En los casos en que exista un comportamiento agresivo por parte del menor, se deberá propiciar el aprendizaje de: